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El susurro de los Arboles

El encuentro

“Vagaba solitario por los campos, es invierno, el paisaje está cubierto por la blanca nieve. Pronto se acerca Yule y antes de ver como de nuevo el Dios Sol renace, tengo una misión pendiente. Matar a mi enemigo. Vengar la muerte de todos los seres queridos a los que él ha asesinado sin piedad. Necesito perfeccionar mi arte en la lucha, por ello, todas las mañanas practico una y otra vez hasta que mi cuerpo no puede más. Algún día volveremos a encontrarnos y cuando llegue el momento le venceré, no descansaré hasta verlo en la tumba. Hasta que no llegue ese momento no podré morir en paz.

En este instante las Runas son mis únicas compañeras, las consulto día tras día para que me aconsejen y me ayuden a elegir mi camino.

Sé que un halcón va siguiendo mis pasos de una forma sigilosa, como si todavía no se quisiese dar a conocer, pero sé que está ahí. Puede que sea un enviado de los Dioses, por ello después de cada comida le suelo dejar una ofrenda de la misma carne  del animal que haya cazado. Normalmente conejos o alguna liebre despistada. En esta época del año los venados y otras presas grandes se han ido a las praderas y los montes del sur y por ello es difícil de encontrarlas.

En algún otro lugar de este grande mundo, estoy seguro de que el también me está esperando a mí, estamos destinados a volver a encontrarnos y esto se decidirá por fin el final de esta historia.

Una niebla espesa empieza a ocultar el bosque… a penas veo más allá de dos metros y esto dificulta mi marcha, pero no pararé, no me puedo parar. No hasta que lo encuentre. No hasta ese momento…

¿Alguien se acordará de mi cuando muera? ¿Alguien me recordará? ¿O seré un muerto más como tantos años? Soy el último que queda de un pueblo, sé que mi recuerdo morirá, pero eso no es lo que más me preocupa. Lo que verdaderamente me preocupa es que muera el recuerdo de un pueblo entero, eso es lo que me preocupa. Por eso  estoy escribiendo esto, la historia de un pueblo, para que al menos tú la recuerdes.

Algo aparece entre la niebla… dos ojos rojos, ojos de alguien que ha visto correr mucha sangre… Se oye el aleteo de un pájaro, es negro y se posa en el hombro del ser, el cual sale de la niebla tranquilo, con su espada envainada. Le reconozco...  ¡¿Cómo olvidarlo!?, es al que estaba buscando, y al final él me ha encontrado a mí. De repente de los cielos baja silenciosamente el halcón que me ha estado siguiendo, y también se posa en mi hombro.

Desenvaino la espada amenazante, él me imita. Las dos aves levantan el vuelo y empiezan un combate en el cielo.”

Y en el diario encontrado se ven varias páginas están manchadas de sangre, nunca se supo que ocurrió en ese momento, pero gracias a él, su pueblo fue recordado durante años…

Y los árboles tampoco olvidan su historia…

 

-Kelvariel-

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